Tuvo como profesor a un diablo bien pirata que
le enseñó que la vida no siempre es ganar.
le enseñó que la vida no siempre es ganar.
Él lo aprendió, lo masticó y por fin supo llorar.
Tuvo como profesor a su ángel de la guarda que
le enseñó que un fracaso no siempre es perder.
Él lo aprendió, lo masticó y por fin supo reír.
le enseñó que un fracaso no siempre es perder.
Él lo aprendió, lo masticó y por fin supo reír.
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